¿De dónde viene el Jazz?
El jazz, rechazado en su patria, ha tenido que buscar concientemente su supervivencia, explicar y defender concienzudamente su existencia. Tiene una importante raíz en el blues, pero la característica improvisadora del jazz, hace que éste sea diferente y nuevo cada vez que se toca. Los creadores del jazz venían de todas partes.
El género se desarrolló en embrión a partir de las tradiciones de África occidental, Europa y Norteamérica que hallaron su crisol entre la comunidad afro americana asentada en el sur de Estados Unidos.
Remontándonos a 1817, sabemos que los esclavos no podían cantar ni bailar libremente, el batir tambores también estaba prohibido por la ley, por lo que los esclavos negros tuvieron que recurrir a las palmas y a batir los pies para disfrutar de sus fiestas y su música característica sin miedo a represalias por parte de los amos blancos. La prohibición de batir los tambores encontró una importante excepción en la Place Congo, plazoleta de Nueva Orleáns en la que, hasta el estallido de la guerra de secesión, los esclavos tenían la libertad de reunirse, cantar y acompañarse de verdaderos instrumentos de percusión.
Los percusionistas de La Place Congo (que luego se conocería como Congo Square) no fueron percusionistas de jazz, y quienes cantaban en los campos de algodón tampoco eran vocalistas de jazz. Pero su legado influyó de forma profunda en la música estadounidense del cambio de siglo, momento de emergencia de jazz.
Muchos negros, además, venían del caribe o Sudamérica, trayendo de ahí los “spirituals”. También venían los llamados “criollos de color” que mostraban aún más menosprecio a los negros. Las canciones de plantaciones escritas por negros y blancos muestran fuertes estereotipos raciales, pues estamos en un momento donde la esclavitud en el sur no es algo rebatible, es algo común del día a día. Ahí se ve la primera forma de entretenimiento y se inicia una larga relación entre blancos y negros.
En 1861, cuando Lincoln asume la presidencia de los Estados Unidos, Louisiana junto a otros estados sureño, forman la Confederación, declarando así la secesión de los estados del norte o la Unión.
En 1865, los estados del norte vencen a la Confederación, por lo que Nueva Orleans, capital de Louisiana, experimenta una libertad negra que antes era inexistente.
Con la guerra civil, se declara también la abolición de la esclavitud, la que permite el nacimiento real de jazz.
Nueva Orleans, por esa época, era famosa por sus bandas marciales que tuvieron su apogeo tras la guerra civil, donde perdieron una enorme cantidad de instrumentos que ya no fueron necesarios. Las bandas se usaban para celebrar desfiles, bailes y funerales, y tenían presencia de una numerosa población negra.

En 1890, dos estilos llegan a Nueva Orleáns: El ragtime, creados por pianistas negros en el medio oeste y el blues, donde los negros buscan una estética. Tocar blues era para salir de la tristeza, alejarse del mundo que les tocó tan difícilmente vivir.
En las colinas y montañas, en las granjas y a orillas de los ríos, se efectuaba otra transformación, una naturalización inconsciente de la herencia musical europea, que condujo al blues y al jazz.
Como vemos, Nueva Orleáns ocupa un lugar importante en el jazz: es considerada la cuna del propio estilo musical, dicha ciudad fue el principal centro jazzístico durante la primera época del jazz. Fue el primer lugar que demuestra que el jazz se podía escribir. Nueva Orleáns congregaba mucha gente de todas las nacionalidades y además se veía mucha integración. Ahí nace el jazz a principio del siglo XIX, ya que era un gran centro esclavista, a pesar de que la guerra civil ya había terminado.
A principios del siglo XX, los jazzistas apenas ganan para vivir, pero tienen un sentimiento en común: que aunque todo esté pésimo, algo mejorará pronto.
La estructura fundamental del blues y del jazz que surge del blues se halla firmemente dentro de la órbita de la música popular occidental. 